“Mi historia comienza, en el mes de Abril, después de Semana Santa. Hablo de la feria más esperada, la feria de Abril de Sevilla. Aunque dura siete días suelo ir dos o tres días, o para ser más exacto, el fin de semana que es cuando la feria dispone de su mayor auge; y son los días en los que generalmente la gente del pueblo va, pues son pueblos de trabajadores que solo disponen del fin de semana.
Para mí suele ser un poco cansada, pues si no tienes caseta privada donde poder entrar, tienes que buscar una pública entre las numerosas calles de la feria, y éstas suelen estar masificadas.
Me gusta disfrutar de los paseos de caballos que suelen ser por la mañana, y del ambiente que se vive en las casetas: baile, cante y algarabía. Se bebe cerveza y rebujito (fino y seven-up) que está muy bueno.
El único sitio que no recorro es la denominada calle del “Infierno”, donde se sitúan las atracciones de los niños y no tan niños.
El único inconveniente que yo veo son los medios de transporte, aunque están bien organizados, tiene difícil acceso al recinto ferial en coche.
Desde su inicio y comienzo la feria de Abril ha sufrido numerosos y variados cambios, como de cambio de ubicación en los años setenta desde el Prado de San Sebastián a Los Remedios, pero lo que nunca cambia es su espectacular portada y sus calles adornadas."

Viva la feria.
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