
Me llamo Leocadia, vivo en Los Rosales y voy a escribir sobre mi familia. Mis abuelos maternos se llamaban Diego y María, vinieron andando de Tabernas (Almería), allá por el año 1948 aproximadamente, con sus cuatro hijos y una burra que traían para llevar la ropa y sus pertenencias.
Al principio vivieron un tiempo en Cantillana, en Los Pajares, y después se fueron al Cerrado de Miura (entre La Monta y Los Rosales). Allí el Instituto de Colonización puso a la venta parcelas para personas pobres. Antes, se dedicaban estos terrenos a la cría de toros y pasó a llamarse finca Legua Legal. Pasaron unos años difíciles en los que se trabajó mucho y con pocos medios, no tenían nada de maquinarias y todo se hacía con las manos.
El terreno que compraron mis abuelos era una charca con muchos juncos (que para el que no lo sepa es una planta muy espinosa, con raíces profundas), así que supuso un gran esfuerzo limpiar el terreno para poder sembrar y construir una choza donde vivir.
Un señor con muchas tierras, casado y sin hijos, llamado Don Luís Amores donó un terreno para hacer una escuela con dos clases con sus patios y una capilla; para la que encargó una imagen de San Isidro Labrador a Madrid, llenvándose la madera de aquí a Madrid para realizar la talla; talla que también lleva escayola. La imagen fue terminada y traída a la capilla en 1952.
Es el patrón de los agricultores, se le atribuye más de cuatrocientos milagros.
San Isidro nació en Madrid en 1082, casado con María de la Cabeza, tuvieron un hijo, Illán, que es causa de uno de los milagros, tras salvarlo de ahogarse al caerse a un pozo. Muere en 1172 sobre los noventa años.
Además los agricultores de El Cerrado compraron las figuras de los bueyes y también compraron la imagen de la Purísima, gracias al esfuerzo de dos señoras de la localidad llamadas Visitación y Francisca, que fueron de casa en casa para reunir el dinero necesario.
Mis hermanos y yo fuimos a clase a este colegio y los sábados daban misa. El día 15 de mayo se hacía una misa en nombre del santo y a los niños le daban la primera comunión, y era un día de fiesta. Se hacían carreras de bicicletas, cucaña con búcaros, que se llenaban de harina con regalitos y otros con agua, se realizaban concursos de cintas bordadas por las muchachas del lugar y tiro al plato.
Por la tarde se sacaba el santo en un paso en procesión y se adornaba con azucenas que traían las vecinas y ya los últimos años con claveles.
En esta capilla se casaron mis padres, y mis hermanos y yo hicimos la primera comunión.
Aquella parte de El Cerrado se le conocía como El Pino, porque allí hay un pino cerca de la escuela. Todo esto con el tiempo se abandonó, la fiesta se dejó de celebrar, y San Isidro Labrador lo llevaron a la iglesia de Los Rosales. Recientemente se ha restaurado la imagen.
Las familias, casi todas, se han ido a los pueblos cercanos buscando un poco de bienestar.
Mi infancia fue bien, me vine al pueblo ya mas grande a trabajar en un almacén de frutas, y con los primeros dineros que gané me saqué el carnet de conducir del coche y con el tiempo me compré el vehículo. Me casé y tengo dos hijos.
Y ya termino esto, aquí en Los Rosales, a 27 de noviembre de 2011, espero os parezca interesante
esto, y hasta siempre.
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