Una de estas personas, fue el párroco de Tocina en los años sesenta, D. José Cuesta Ogazón. Durante los años que sirvió como sacerdote en nuestro pueblo, dinamizó y marcó la vida de muchos jóvenes.
Siempre tenía una palabra amable y un consejo para quien se acercara a él.
Era grande en estatura y grande su corazón.
Siempre se le veía saludando y atendiendo a las personas que más necesitaban de su apoyo e
inventando actividades para nosotros los jóvenes: excursiones, Belén viviente, tómbola, exposiciones de muñecas con trajes regionales, etc...
Nos tenía implicados a todos y nos animaba a formarnos, a ser respetuosos con todas las personas y a la vez divertirnos.
En un momento crucial de su vida, tuvo que optar por continuar siendo sacerdote o la secularización; y con la sinceridad y la libertad que le caracterizaba, eligió lo que su corazón le dictaba: dejar el sacerdocio. Ya no era D. José. Simplemente “Pepe Cuesta”, pero continuó siendo un buen hombre, un buen esposo y sobre todo, un cristiano ejemplar, fiel al mensaje de Cristo y a su Evangelio. Ejercitó como sacerdote hasta Octubre de 1.971, con una unión matrimonial.
Nuestros destinos nos llevaron a reencontrarnos en Madrid, en el ejercicio de nuestras profesiones. En los momentos más difíciles y duros de mi vida, tanto profesional como personal, tuve la gran suerte de tenerlo como amigo y fiel consejero. Hoy tanto mi familia como yo, sólo podemos dar gracias a Dios, por poner en nuestras vidas a este gran hombre, que no dudó nunca en sacrificarse y ayudarnos aun a costa de poner su vida en peligro e integridad personal.
Tenía una máxima que hoy reza en su tumba “ AL FINAL DE TU VIDA, SOLO TE EXAMINARAN EN EL AMOR”.
A mi buen amigo, sé que en el cielo, le habrán dado un sobresaliente, y desde aquí, le rindo este pequeño homenaje. José Manuel Tirado

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